Traumas no resueltos de la infancia, y gente arbitraria no son buena compañía para un corazón roto que ya no cede ante nada, que aprendió a ser inflexible ante los demás…
Nada justifica la intransigencia, pero también nada justifica perder la dignidad para pertenecer a un grupo que no le importas…
Viviré desde el amor con personas que me amen, no volveré a malgastar mi tiempo socializando con gente que no comparta mis principios y valores nunca más.
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